miércoles, 3 de septiembre de 2014

Otra vez: "Roosevelt es un comunista"!!!

El 4 de marzo de 1933 prestó juramento como presidente de USA Franklin Delano Roosevelt, poniendo en marcha unas políticas económicas revolucionarias para hacer frente a la crisis económica que asolaba su país y el mundo.

Fue muy duramente criticado sobre todo por la derecha y moderados, y los grandes empresarios y banqueros de la época, muchos, entre ellos el premio nobel de literatura George Bernard Shaw, llegaron a decir que “Roosevelt es un comunista”. 

Hoy pocos dudan del acierto de sus políticas para reactivar la economía, en 3 años de presidencia el nivel de PIB de USA estaba a niveles de 1929.

Algunos dicen para minimizar su acierto que fue fruto de los prolegómenos de la guerra lo que reactivo la economía, pero es incierto, y la mejor prueba de ello es que cuando hizo un cambio en sus políticas iniciales en 1937, su economía volvió a la recesión.

Hoy después de 7 años desde el inicio de la crisis económica más importante que ha sufrido occidente desde aquellos tiempos de 1929, van quedando claros los posicionamientos más extendidos de los economistas democráticos.

Veamos estos posicionamientos, y después pasaremos a la crítica.

El primer grupo de economistas del que hablaremos son los denominados neoliberales. Los principales posicionamientos de este grupo son:
  • Diagnóstico de la crisis. Consideran que la principal causa de la crisis está en el excesivo peso del estado en la economía, su endeudamiento, y sus políticas intervencionistas en materia de educación, sanidad, mercado laboral en defensa del trabajador, pensiones públicas y servicios sociales, el cual requiere de una elevada presión fiscal por impuestos directos (que hacen pagar más que proporcionalmente a quienes más rentas y patrimonio tienen) que esclerotiza el crecimiento económico.
  • Medidas. Bajo las consideraciones anteriores sus recetas se concretan en reducir el peso del estado, privatizando servicios públicos y desregular el mercado de trabajo, y rebajar la presión fiscal especialmente la de los impuestos directos, y buscar el objetivo de reducción de la deuda y déficit vía reducción del estado del bienestar, de igual modo defienden la ortodoxia monetaria basada en que el único papel de los bancos centrales es mantener en nivel de inflación, algunos abogan por la desaparición de los Bancos centrales porque distorsiona el mercado de crédito y genera burbujas. Están a favor del libre mercando internacional.
Dos ejemplos de este pensamiento son Daniel J. Mitchell en USA, y Daniell Lacalle o Juan Ramón Rallo en España.

Otro grupo de economistas que nos encontramos son los denominados de la síntesis neocláisca o neokeinesianos:
  • Diagnóstico de la crisis. Consideran que la principal causa de la crisis está en la mala regulación del sistema bancario que ha provocado una crisis financiera, que ha cercenado el crecimiento económico.
  • Medidas. Bajo las consideraciones anteriores sus recetas se concretan en aumentar la regulación y supervisión del sector financiero, la necesaria intervención de los bancos centrales con el objetivo no sólo de mantener los precios sino crear crecimiento, y la necesaria intervención del estado para mantener cebar el crecimiento económico. Apoyan una combinación de impuestos directos e indirectos para mantener el estado de bienestar. Están a favor del libre mercando internacional.

Dos ejemplos de este pensamiento son Paul Krugman de USA, o Emilio Ontiveros y José Carlos Díez en España

Finalmente nos encontramos con un tercer grupo de economistas que podemos denominar como keynesianos que llamo rooseveltianos (en referencia a las políticas de “New Deal” que el presidente Roosevelt puso en marcha tras su elección en 1932):
  • Diagnóstico de la crisis. Consideran que a crisis financiera es sólo un síntoma de otros problemas más graves de fondo: el alto nivel de desigualdad social que provoca que el nivel de consumo occidental haya podido mantenerse sólo vía endeudamiento de las clases populares; un nivel de desregulación del sistema financiero y desigualdad ha sido promovido por unas élites económicas-políticas-financieras que funcional en régimen de colusión con gran poder mediático. Junto con esta causa se unen otras dos: el estancamiento o crecimiento menor de la productividad tras la última revolución de las telecomunicaciones, y una globalización sin reglas que está provocando una igualación de las economías mundiales, provocando el ascenso de las economías en desarrollo y una merma de las economías desarrolladas, cuyas economías se centrar cada vez más en la industria financiera.
  • Medidas. Bajo las consideraciones anteriores sus recetas se concretan en aumentar la regulación y supervisión del sector financiero, separar de forma radical la banca de inversión, la necesaria intervención de los bancos centrales con el objetivo no sólo de mantener los precios sino crear crecimiento, proveyendo directamente de recursos a la economía si fuere necesario, y la necesaria intervención del estado para mantener cebar el crecimiento económico. Apoyan una preponderancia de los impuestos directos sobre los indirectos y expansión de los servicios públicos (si es necesario excluyendo de ellos a las rentas más altas), una expansión de la intervención en la economía industrial e innovación, para aumentar la productividad y el valor añadido de la producción. Garantizar una verdadera competencia entre empresas. Promover la sindicación de trabajadores, regulación del mercado laboral y la cogestión en la dirección empresarial entre trabajadores y empresarios. El endeudamiento y el déficit son instrumentos con dos objetivos: el mantenimiento del crecimiento económico y para realizar inversiones productivas.. El establecimiento de aranceles sociales exigiendo criterios de democracia y protección mínima de los trabajadores (higiene, seguridad, sindicación, huelga) para autorizar las importaciones.

Dos ejemplos de este pensamiento son Joseph Stiglitz en USA, y Vicenç Navarro o Juan Torres López en España.

Como podemos ver las tres propuestas anteriores aceptan el mercado y la democracia, pero tienen distintos criterios sobre la intervención que las autoridades públicas y los trabajadores deben ejercer sobre él. Obviamente son categorías y entre ellas existen una amplia gama de grises.

Junto con estos planteamientos, existen otros que son minoritarios pero que conviene exponer para evitar la confusión con los planteamientos anteriores, y que muchas veces se utilizan para descalificar sin rigor los anteriores tres posicionamientos:
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  • Totalitarios de derechas, que creen que el problema de la economía es su división en clases y en partidos que dividen la nación, y que la economía debe ser regulada para evitar los conflictos sociales con la eliminación de los derechos laborales como la sindicación, huelga, y los partidos políticos, y expulsión de los no patriotas o nacionales. Esa regulación debe ser llevada a cabo por el estado de partido único de “patriotas” con libre mercado intervenido al servicio de la nación.
  • Comunistas, que creen que el problema de la economía es la concentración de la riqueza de la renta en unas pocas manos como consecuencia de la apropiación de la plusvalía, que sólo genera el trabajador, por parte de los empresarios, que genera una crisis de sobreproducción porque los trabajadores no pueden comprar los bienes que producen. Proponen la supresión de la propiedad privada, y la colectivización de los medios de producción por medio de la plena dirección de la economía por parte del estado de partido único de trabajadores sin libre mercado.

Las políticas totalitarias anteriores se descalifican por sí solas por el fracaso o por el número de vidas que dejaron en los campos de batalla o de concentración.

De las políticas neoliberales y neokeynesianas, tenemos dos ejemplos casi perfectos, por una parte el paradigma neoliberal es el seguido por la UE, y por otra el paradigma neokeynesiano seguido por USA.

La crítica a las políticas neoliberales es obvia y que dimana de los hechos (vamos el crecimiento por trimestres entre USA y la UE):



Las políticas llevadas a cabo por la UE han sido menos exitosas que las de USA, y se observa sobre todo el cambio en el 2011, cuando se imponen las políticas de austeridad, y hacen una sangría a un paciente con leucemia.

La crítica a las políticas neokeynesianas, a diferencia de las anteriores que son erróneas, es que tratan de restablecer el status quo existente antes de la crisis, sin analizar en profundidad las causas de la misma, y han inundado de liquidez el sistema, dando una patada hacia adelante, lo que está generando nuevas burbujas de activos que ya expusimos en un artículo anterior. Una simple subida de tipos de interés desde su punto más bajo históricamente, un relajamiento en la compra de activos, o un ajuste fiscal, puede provocar una nueva explosión.

No se han hecho cambios regulatorios sustanciales en materia financiera, o cambios en el modelo productivo y el nivel de desigualdad (que aumenta), lo cual avocará a bajos crecimientos si no median burbujas que acaban en desastres.

Siguiendo el símil anterior los neokeynesianos abogan por una transfusión necesariamente ilimitada de sangre a un paciente con leucemia, lo cual mejora temporalmente su estado pero no erradica la enfermedad.

Los posicionamientos neokeynesianos ignoran la correlación entre deuda privada y desigualdad (datos de USA, en el eje de la izquierda, el índice de Gini x 100, y en el eje de la derecha, el nivel de endeudamiento privado sobre total del PIB):



Esta correlación demuestra que mientras no se ataque el nivel de desigualdad económica, el nivel de endeudamiento privado no caerá, y el riesgo de impago será elevado con la consecuente crisis financiera. Y cualquier reducción del crédito sin aumento de los ingresos de las familias medias y bajas supondrá necesariamente menor crecimiento económico o recesión.

La presente crisis sólo tiene parangón desde 1929, y es hora de que se relea lo que se hizo entonces, sólo desde ahí se puede ver con claridad dónde estamos y debemos de ir, el resto será comprar tiempo, o ir por el camino equivocado, lo cual evidentemente es aún peor.

Hoy en los medios mayoritarios parece que sólo hay dos posibles soluciones (neoliberales y neokeynesianas), y pronto se verá que el enfermo necesita un trasplante de médula, no sangrías que lo matarán, ni transfusiones ilimitadas que hagan crónica su enfermedad con recaídas y mejoras sucesivas.

Y SÍ, serán descalificados como antaño a Roosevelt, de comunistas o neocomunistas, lo cual es una falta absoluta de rigor, y que retrata sobretodo el lugar que ocupa quienes hacen esas descalificaciones y las ansias de manipulación del debate.




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