sábado, 7 de junio de 2014

Una historia presente


Ayer ser conmemoró el 70 aniversario del desembarco de Normandía, que es considerada como una de las acciones bélicas militares más importantes para la derrota del Hitler. 

La importancia de esta acción bélica, radicó en la apertura de un nuevo frente en occidente contra el régimen nazi, que ya estaba sucumbiendo en el frente oriental, gracias el empuje del Ejército Rojo que había repelido la ofensiva nazi desde zonas muy avanzadas de la URSS hasta tierras de Polonia, conformando una tenaza contra Alemania.

Aquellos hombres lucharon y murieron por liberar al mundo de la tiranía nazi, en favor de la libertad de los pueblos para determinar su destino, y en favor de una democracia social.


El 7 de mayo de 1945, el régimen nazi capitula, dejando la catástrofe de 60 millones de de vidas segadas.

En nuestro país la Guerra Civil terminó el 1 de abril de 1939, 5 meses antes del estallido de la contienda mundial, y esto hizo que este país quedara fuera de la contienda, y que su futuro fuera divergente con el resto de países europeos occidentales: no fue liberado de la tiranía fascista.

En 1975, después de 36 años de dictadura, de exterminio de las ideas democráticas y de izquierdas, Don Juan Carlos recibió la Jefatura del Estado español, como consecuencia de la  Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947, dictada por el régimen franquista.

La Constitución de 1978 constitucionalizó la monarquía. Esta Constitución, si bien trajo de nuevo la democracia a este país, perpetúo el status quo en la Jefatura del Estado del franquismo, y los privilegios económicos de las grandes familias, cerrando toda posibilidad de volver al régimen constitucional republicano arrasado por Franco.

Hoy está convocada una manifestación a favor de un referéndum entre monarquía y república, con motivo de la próxima coronación de un nuevo rey, y en un clima de desintegración del régimen político del 78.

Esta desintegración del régimen del 78 se está evidenciando claramente por la corrupción existente en todas las instituciones del estado, la pérdida de apoyo popular de los dos grandes partidos, la crisis económica y la crueldad de las medidas adoptadas por estos dos partidos, en especial por el Partido Popular, la consecuente crisis social, y el sentimiento de la ciudadanía de abandono y que está siendo ignorada de forma sistemática su voz.

Las fuerzas económicas más importantes en España, en su mayoría concentrada en muy pocas familias (herederas del Franquismo, y de los privilegios otorgados por el Estado), han desembarcado en los grandes medios de comunicación a fin de vender una recuperación inexistente, y en favor de mantener el status quo del que tanto se benefician, incluso han desembarcado en los dos grandes partidos para establecerles su actuación.

El régimen del 78 se está replegando en mensajes machacones de que no se puede hacer otra cosa, y que cualquier cambio supondrá la catástrofe, utilizando el miedo como arma política. E ignoran que casi el 70% de la población no pudo votar la Constitución vigente, porque no tenía mayoría de edad.

Frente a esta situación, la ciudadanía cada vez cree menos en este régimen y sus resortes, quiere un cambio claro, quiere una democracia transparente y participativa, donde se escuche su voz, se someta a la economía a la modernidad y al bien común, y se regeneren todos los resortes del estado para poner a la política al servicio del pueblo, y no al revés. Estos son los valores que encarnó ayer y encarna hoy el republicanismo, un río que cada vez discurre con más fuerza por las calles y plazas de España.

Hoy el enemigo no lleva botas militares, hoy los enemigos de la ciudadanía cotizan en bolsa y copan las instituciones con graves déficits democráticos.



Aquellos que lucharon en los campos de España y de toda Europa contra aquellos que querían subyugar la voluntad y los intereses de su pueblo a los intereses de unos pocos, están en nuestra memoria, porque hoy luchamos contra el hijo de aquellos demonios que de nuevo trata de ponernos nuevos y viejos yugos.

Aquellos abuelos que lucharon por lo mismo que luchamos ahora, están en nuestra memoria, y sobre esos valores aprendidos reemprendemos cada día de nuevo el camino.

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