martes, 28 de enero de 2014

Bajar salarios: menos competitivos, más subdesarrollados

Hemos escuchado hasta la saciedad por boca de los burócratas de Bruselas, y de los adalides del neoliberalismo, que lo que necesita España para ser más competitiva es una rebaja de salarios.

Por todas partes se habla de la devaluación interna que supone la bajada de precios y de salarios a fin de ser más competitivo que el vecino y poder exportar más.

Es una falacia que por más que se repita no se convierte en verdad.

El coste laboral es uno de los factores a tener en cuenta en la competitividad de las empresas, pero no es ni el único y muchas veces si quiera el fundamental.

El factor fundamental de competitividad señalado por los estudiosos de este asunto, es la capacidad de ofrecer bienes y servicios de alto valor añadido, es decir, bienes y servicios con altos márgenes comerciales, de alta calidad, y de alta utilidad.

Los altos márgenes se defienden aprovechando los nichos de mercado, y la innovación constante en la oferta de los bienes y servicios, la alta calidad se ofrece mediante empresas con alta calificación técnica, laboral y cultura de excelencia, y la alta utilidad se busca fomentando la creatividad y el emprendimiento.

Si observamos el siguiente gráfico (en el que se comparan todos los países de la OCDE respecto de su salario medio por trabajador antes de impuestos y su nivel de competitividad) veremos que responde a lo anteriormente señalado:




En el mismo hay dos grupos claramente diferenciados: los países con bajos niveles de competitividad que se corresponden con bajos niveles salariales; y por el contrario, otro grupo de países con altos niveles de competitividad y altos niveles salariales.

Parece obvio que la realidad desmiente, por sí misma, que bajando salarios se es más competitivo, salvo que queramos observar otros países que están fuera de la OCDE…., hablando en plata: que nos queramos comparar con países en vías de desarrollo.

Parece claro que el camino emprendido por los gobiernos y la UE de fomentar la rebaja salarial, es un camino más al subdesarrollo que hacia la competitividad.

Y parece claro que la competitividad tiene que venir de la estructura y calidad productiva, que está en las manos de las políticas industriales y del capital, y no de la fuerza laboral.

En España cada vez es más evidente la sobrecualificación de su fuerza laboral respecto de las tareas que desarrolla en la estructura productiva actual, lo cual plantea el gran reto, no por parte de la demanda de puestos de trabajo, sino por parte de la oferta, en producir bienes para los cuales la mano de obra está preparada.

Hay múltiples factores que están impidiendo este cambio en la oferta de bienes y servicios, los más fundamentales: la falta de capital de la mayoría que es consecuencia de la alta concentración de capitales en manos de unos pocos; la cultura empresarial de este país más cercana al siglo XIX que al siglo XXI; los obstáculos de entrada en mercados acaparados actualmente por oligopolios con muy fuertes barreras de entrada; y un sistema político que mantiene y se sustenta en este régimen de oligopolios.

Quien no esté seguro de lo anterior, sólo le pongo el ejemplo más actual: el ataque por parte de los oligopolios de la energía y de los gobiernos a uno de los sectores productivos, y más punteros tecnológicamente que se han dado en España en los últimos años: el sector de las energías renovables.

Este sector ha exportado tecnología al resto del mundo, y lo seguirá haciendo, pero ya no en España donde nació, porque ha sido arrasado por la presión y por cambios legislativos ilegales, que ya han propiciado innumerables demandas internacionales contra el gobierno español.
Uno de los principales incentivos que tienen los empresarios en invertir en nuevos productos y en mejorar el sistema productivo es rebajar el peso del coste laboral, si esté se baja sin contraprestación, aquel incentivo desaparece, amén de los problemas de demanda que tendrá que afrontar, que empobrecerán a trabajadores primero y después a los empresarios.

Por ello las políticas llevadas a cabo de rebajar salarios, en lugar de modernizar la estructura productiva de nuestro país nos llevan no a la competitividad prometida sino al subdesarrollo económico y político.

¿Volveremos a perder este tren como nos ha pasado durante muchos siglo en este país, por culpa de los de siempre?


Cada vez que nos hablen de devaluación de salarios para ser más competitivos pensemos en el gráfico anterior.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bastante bueno pero, a mi modesto entender, falta que añadas el elemento diversificación de mercado en la Unión Europea para descubrir el porque a los países del sur se nos ha condenado al rol de solo poder competir mediante el abaratamiento del la fuerza laboral. La UE se ha estructurado en una división internacional del trabajo en el que nos toca proveer servicios y como mucho productos de industria barata con lo que ahí poco mas que competir con bajada de salarios dado que los avances técnicos que pueden hacerse ahí no prácticamente inexistentes (por ejemplo para competir con el turismo de Túnez poco mas puedes hacer que ofertar precios mejores que ellos).