jueves, 19 de febrero de 2015

La €-trampa

El Euro-alemán


La UE a nivel teórico y según los planteamientos de sus fundadores ha discurrido un camino en su construcción muy similar al de Alemania para construirse como estado-nación: de la integración económica a la integración política.

En primer lugar, se dio lugar a una unión aduanera en 1828 con el liderazgo de Prusia, a la que se fueron uniéndose el resto de los estados confederados alemanes (creados una vez Napoleón fue derrotado). Esta organización política tuvo un escaso vigor político y estalló con la guerra contra Austria en 1866, poniendo de manifiesto la histórica rivalidad de Prusia con Austria para liderar la Confederación.


La unión aduanera de 1828 trajo unos beneficios muy importantes que permitieron el comercio libre entre los estados alemanes y engancharse esta vez sí a la Segunda Revolución Industrial, especialmente en la zona de Prusia.

Mapa de los actuales estados alemanes que están completamente o mayormente situados dentro de las antiguas fronteras del Reino de Prusia.

La guerra autrio-prusiana, que puso fin a la confederación anterior, dejó graves consecuencias como el abandono de Austria de la confederación, y la derrota de Austria supuso la cesión de varios de los territorios a la confederación liderada por Prusia. Austria ya no volvería a formar parte de Alemania hasta la invasión del Hitler.

En 1871 se crea el Imperio Alemán (Reich), con un emperador y con estructural bicameral (una cámara que representa la nación y otra de representación de los intereses de los distintos estados), y con sufragio censitario (derecho a voto según la riqueza). La moneda “Marco” fue la unidad monetaria desde la unificación alemana en 1871. Antes de esta fecha, los diferentes estados alemanes emitían una variedad de diferentes monedas.




Desde prácticamente su fundación el Imperio Alemán exacerbó sus tendencias nacionalistas e imperialistas que chocaron con las posiciones de Inglaterra, Francia, y Rusia en la misma carrera, dando lugar a la Primera Guerra Mundial.


La unión aduanera que desembocó en la unión política y monetaria es el esquema que se quiso seguir en el modelo europeo.


El 31 de diciembre de 1998, el Banco Central Europeo (BCE) fijó el tipo de cambio irrevocable del marco alemán, a partir del 1 de enero de 1999, en 1,95583 Marcos = 1 €


El 1 de enero de 2002 empezaron a circular los euros por la mayor parte de Europa, sin embargo, el proyecto político europeo encalló en 2005 por los acerbos nacionalistas, de una parte, y por la falta de profundización democrática de sus instituciones, por otra, dando lugar a que quedara sin entrar en vigor el proyecto de Constitución Europea.


Actualmente la UE maneja un presupuesto que equivale el 1% de la UE, mientras se mantiene la moneda única.


El proyecto europeo así quedaba muy tocado, y el Euro, se convertía en un experimento económico sin parangón en el mundo actual: una moneda sin estado, sin hacienda pública, y sin tesoro público.


El establecimiento del tipo de cambio el 31-12-1998, supone la primera medida del Eurogrupo, por el cual se establece la convertibilidad fija e inamovible de las monedas nacionales respecto de teórico euro, y desde entonces todos los precios hasta la circulación real de Euro quedan expresados en las dos monedas.


Este hecho tiene una trascendencia fundamental junto con la falta en la profundización en la unión política de la Eurozona.

La Euro-Prisión


A finales de 1998 no sólo se estableció el tipo de cambio del marco alemán respecto del euro, sino que se determinó el tipo de cambio fijo del resto de las monedas. De este modo, las monedas pierden la capacidad de fluctuar y quedan ancladas a un tipo de cambio, el tipo de cambio del euro respecto de sus monedas.

El tipo de cambio determina por cuantos euros se va a cambiar por ejemplo un dólar y como consecuencia de ello determina el precio de las exportaciones y de las importaciones.

Por ejemplo, supongamos un tipo de cambio euro/dólar de 1 € por 1 $, esto supone que si una empresa española quiere vender un producto que cuesta 1.000 € el americano que compra esos bienes para llevárselos a Nueva York, le cuesta 1.000 $ que cambia a 1.000 € para comprar.

Siguiendo el mismo ejemplo, si el tipo de cambio euro/dólar es de 1 € por cada 2 $, esto supone que el coste será de 2.000 $ que cambiará por 1.000 € para comprar el mismo bien.

Con este sencillo ejemplo vemos importancia capital que tiene el tipo de cambio para las exportaciones del país.

La determinación del tipo de cambio, o para expresarlo en un idioma más claro, el precio intra-monedas, viene determinado por el flujo de importaciones (ofrezco € a cambio de dólares) y exportaciones (demandan € a cambio de dólares), y el mercado capitales invierto (compro €) o desinvierto (vendo €) en Europa.

Bajo el euro se han agrupado países con unas diferencias muy grandes en sus economías, pero que se han sometido a un tipo de cambio único, dando lugar a tres clases de situaciones: países cuyo tipo de cambio está por encima de lo que su economía determinaría; países cuyo tipo de cambio está por debajo de lo que su economía determinaría; y países cuyo tipo de cambio está acorde con su economía.

Para los países con un tipo de cambio sobrevalorado los efectos son devastadores, ya que harán que sufran unos grandes déficits comerciales en su comercio internacional, y sus exportaciones disminuirán, ya que sus bienes se venden al exterior muy caros.

Por el contrario, los países con un tipo de cambio devaluado los efectos serán muy beneficios, ya que tendrán unos superávits comerciales, y contarán con un potencial exportador muy grande, ya que sus bienes se venden en exterior muy baratos.

El Euro ha supuesto como comentábamos una uniformización del tipo de cambio de economías muy diferentes, y esto está provocando unos desequilibrios muy fuertes entre los países del norte de Europa cuyo tipo de cambio actual está muy devaluado respecto del que les correspondería, y de ahí su bonanza económica, y los países del sur de Europa cuyo tipo está muy sobrevaluado respecto del que les correspondería y de ahí sus problemas de competitividad.


La falta de competitividad de los países de sur están provocando bajadas salariales, desempleo, déficits comerciales, déficits públicos debidos a las caídas de actividad, y salidas de capital, mientras que países como por ejemplo Alemania cuentan con pleno empleo, superávits comerciales, superávits de sus finanzas públicas, y entradas de capital.

Al no existir mecanismos políticos de redistribución eficaces, estas diferencias lejos de mitigarse se agrandan, y los países de norte se benefician de los problemas del sur ya que gracias a estos problemas el euro se mantiene devaluado, y los países del sur se hunden en la depresión y la pobreza.


La Euro-implosión


Durante la época de bonanza de los años 2000 hasta la llegada de crisis en 2008, los países del norte invirtieron y prestaron sus excedentes a los países del sur, generando burbujas y desajustes de todo, principalmente a través del sistema bancario, que mitigó en gran medida su falta de competitividad.

Una vez se desató la crisis, los países del sur empezaron a sufrir un desabastecimiento del crédito y la explosión de las burbujas generadas, y la situación de falta de competitividad derivada del tipo de cambio.


Esta situación situó al sistema bancario de los países del sur y de Irlanda en una situación de quiebra, generó una depresión en sus economías y tuvieron que ser rescatados por el resto de países de la UE.


La deuda pública y privada inflada con préstamos muy baratos, que ahora se hacía insostenible con economías no competitivas, y que no podían devaluar su moneda para volverse competitivas.


De este modo, la UE junto con el FMI y el Banco Central Europeo prestaron dinero a los países del sur imponiéndoles unos deberes ideológicos que les llevó a una depresión prolongada, y altos niveles de pobreza.


La mayor parte de los rescates se hicieron mediante a través de los estados de tal modo que el receptor de los préstamos fueron los estados, y a cambio se les impuso un plan económico ideológico neoliberal de recortes de derechos, y aumento de impuestos indirectos, y privatizaciones.


Si se analiza el problema de la deuda de estos países es fácil ver que ese dinero fue un auto-rescate de los países que lo prestaron, ya que la banca alemana y francesa fue la que en última instancia recibió ese dinero prestado.


De este modo, el hilo de los acontecimientos fue el siguiente: los amplios superávits comerciales por la entrada del Euro del norte de Europa fueron prestados al sur de Europa para mantener su actividad a través de burbujas que paliaban su caída de competitividad por la entrada en el Euro; una vez que estallan estas burbujas sumadas a la crisis financiera internacional y su falta de competitividad, el flujo del crédito se para, y las economías no competitivas caen en la recesión, y la sostenibilidad de su deuda bancaria es puesta en cuestión; se instrumenta un rescate a favor del sistema financiero de los países del sur, cuyos tomadores de la deuda son los estados lo que hace incrementar su deuda pública, los estados inyectan este dinero al sistema financiero, y gracias a ello el sistema financiero de los países del sur puede pagar y sostener al sistema financiero de los países del norte; por el elevado nivel de endeudamiento público de los países del sur, su deuda se vuelve insostenible, y se instrumentan nuevos rescates para la deuda pública de los países del sur y se les imponen por encima de la voluntad de sus pueblos planes económicos ideológicos, antisociales, depresivos y draconianos; el Euro, por estas desgracias e inestabilidad, se mantiene con una cotización baja que hace aún aumentar la competitividad de los países del norte, mientras se destruyen las economías del sur.


La Euro-salida


Las consecuencias de esta crisis, es que los países del norte ganan competitividad a costa de los países del sur, y sanean sus finanzas a costa del endeudamiento masivo de los países del sur, que quedan como eriales, endeudados, y además sometidos a una voluntad política ideológicamente neoliberal ajena a la de los intereses de sus pueblos.

El Euro y su arquitectura deviene en un mecanismo de dominación de los países del norte sobre los del sur.


Las únicas salidas que les quedan a los países del sur, son, o bien, salir del euro con impago de su deuda, y retomar sus monedas nacionales para poder recuperar competitividad y hacer sostenible su deuda, o bien, bajo un consenso amplio y profundo, instrumentalizar un mecanismo intra-europeo de solidaridad y de redistribución de riqueza, y de inversión productiva, y de emisión de deuda conjunta, de los países del norte para con los países del sur.


Fuera de esas dos alternativas, los países del sur se volverán insolventes antes o después, serán dominados, y se  despeñaran por la senda del empobrecimiento masivo.


Estas situaciones de asimetría económica se dan en casi todos los países, pero esos países cuentan con un tesoro público que emite deuda única para financiar a todos los territorios, y una hacienda pública que capta recursos de todos y los distribuye entre todos los territorios, lo cual mitiga estas asimetrías.


Los mecanismos anteriores no se han implementado en la Eurozona, con la consecuente necesidad de instrumentalizar un poder político fuerte y obviamente democrático, y todo esto ha desembocado en la crisis actual.


O Europa camina hacia la constitución de un estado-nación democrático, o el Euro no tiene viabilidad posible. Hagan sus apuestas, pero dudo que el nacionalismo que impera de nuevo en Europa haga viable la construcción de un estado-nación.


Se podrán poner parches temporales a la situación, renovar temporalmente los rescates actuales, pero el Euro carece de la infraestructura básica para asegurar su estabilidad, y de la legitimidad democráticamente exigible, y sólo se vislumbran dos posibilidades: o seguir avanzando en profundidad, o bien, estrellarse y desaparecer. 

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