AQUÍ Y AHORA
Tenemos varios problemas económicos que se pueden resumir en los siguientes: falta de demanda, alto desempleo, alto endeudamiento (público, pero sobre todo privado), difícil acceso al crédito (préstamos privados y deuda pública) o aumento del coste del mismo.
Las soluciones que se están dando en Europa se resumen en la palabra consolidación fiscal: recorte de los gastos y de la inversión pública para reducir los altos déficit's generados por la crisis, para poder obtener crédito, al suponer que las medidas anteriores mejorarán la solvencia y recortarán los déficit's.
Hoy hay cuatro países que han puesto en marcha los recortes presupuestarios más grandes en la UE: Irlanda, Portugal, Grecia y España. Observemos los resultado obtenidos en tres de los cuatro: Irlanda (http://www.bloomberg.com/apps/quote?ticker=GIGB10YR:IND), en Grecia (http://www.bloomberg.com/apps/quote?ticker=GGGB10YR:IND), y en Portugal (http://www.bloomberg.com/apps/quote?ticker=GSPT10YR:IND). España aún no ha implantado los grandes recortes, que se harán el 2011, donde se recorta un 30% la inversión pública.
¿Por qué sucede esto? Porque esas medidas deprimen aún más la economía, deprimen la demanda pública (rebajan los gastos y la inversión pública), en un entorno de demanda privada muy deteriorada. Al deprimir la economía, deprimen los ingresos fiscales, y acaban generando más déficit en lugar de un recorte del mismo, al igual que generan más paro y/o congelación o caída de los salarios, por lo que la economía en su conjunto se vuelve más insolvente, y se produce un aumento del coste de la deuda.
A parte de lo anterior, el Banco Central Europeo en un ejercicio de ortodoxia en una crisis heterodoxa como la presente, parece obsesionado con la inflación. Fue el Banco Central que a comienzos de la crisis más se resistió a bajar los tipos de interés, y parece que ante el menor signo de mejora subirá los tipos de interés. Ha llevado a cabo a regañadientes medidas de Quantitative Easing (QE), es decir, emitir dinero para comprar para sí deuda pública de los estados e incluso privada, para rebajar el precio de la misma (más demanda de compra de la deuda supone pagar mayor precio por ella, y el tipo de interés es inverso al precio, es decir, mayor demanda, supone menor coste de la deuda).
En este entorno, las medidas adoptadas, están generando un gran lastre para la recuperación económica, sin descartar que puedan provocar una nueva recaída.
En Estados Unidos, el Gobierno del Señor Obama, ha llevado a cabo políticas federales contrarias con las llevadas a cabo por la UE, pero muy tímidas respecto con las magnitudes que son necesarias. Por el contrario las políticas presupuestarias de los estados y de las entidades locales (representan de más del 50% de gasto público total), han ido por el camino de la consolidación fiscal, restando vigor a las políticas expansivas del gobierno federal. Y la Reserva Federal ha mantenido posturas más expansivas, comprometiendo tipos de interés bajos durante mucho tiempo, y una política QE más ambiciosa que el BCE pero prudente.
Los resultados de unas políticas de consolidación fiscal (UE) o de políticas expansivas a medias (USA), están dejando los siguientes efectos respecto de los problemas que habíamos anunciado: congelación de la demanda (crecimientos del PIB que van en descenso, una vez que los efectos de las políticas expansivas llevadas a cabo los dos primeros años de la crisis se van diluyendo), alto desempleo persistente, mantenimiento de alto endeudamiento (público, pero sobre todo privado), y derivado esto, en un nuevo difícil acceso al crédito (préstamos privados y deuda pública) y aumento del coste del mismo.
Es decir, estancamiento económico con alto nivel de endeudamiento, y baja inflación. Les suena Japón....
Mientras, Alemania ha tenido un avance espectacular de su PIB en la primera mitad del año (sobre todo en el 2º trimestre) que merece un comentario. La principal causa de esta expansión se deba al aumento de las exportaciones, no a demanda interna, en el marco de la caída del euro como consecuencia del ataque especulativo a la deuda pública de países como España, Irlanda, Grecia y Portugal.
¿Qué consecuencias tiene esto? En una economía global, y en medio de una recesión global, el hecho de que un país aumente sus exportaciones tiene un efecto 0 para la recuperación global. En contabilidad de PIB, las Importaciones restan PIB, y las Exportaciones aumentan el PIB, el problema es que visto de una manera global es un juego de suma cero (Exportaciones-Importaciones=0), ya que lo supone para Alemania un aumento del PIB, supone para el que importa sus productos una reducción del PIB, en la misma medida, sin efectos globales sobre la recuperación global. Por lo tanto, no es una noticia buena ni mala desde la perspectiva global, salvo para los alemanes que es buena, y mala para aquellos que importan los bienes alemanes. Pero no es una solución a la crisis global, es sólo una solución nacional, y como hemos comentado con un alto componente monetario (más ficticio si cabe).
¿QUÉ SE DEBE HACER?
1º.- Políticas activas de demanda
En un entorno económico donde la demanda privada (consumo e inversión) está estancada por estar exhausta su capacidad de compra o porque hay miedo, la demanda pública debe suplantar y tomar las riendas del gasto y la inversión.
Esto generará más déficit y más endeudamiento, pero generará más actividad económica, por lo tanto mayores ingresos impositivos, menor gasto por desempleo, y una situación mejor para que los agentes privados y públicos puedan hacer frente a sus deudas.
La ecuación de oro debe ser invertir y gastar o dejar de cobrar impuesto en aquellos sectores económicos de máxima rentabilidad y con perspectivas de futuro, de tal modo que el rendimiento de ese déficit sea superior al coste del mismo. Apuntamos a sectores como I+D, alta consultoría, infraestructura tecnológica, energías renovables, infraestructuras de transporte público puntero, mejoras en sectores económicos tradicionales (turismo, gastronomía por ejemplo) para mejorar su promoción, competitividad y calidad.
Gran parte de los problemas que tenemos actualmente se deben a una evolución de los salarios muy por debajo del coste de la vida, con fuertes acumulaciones de riqueza, y aumento de las desigualdades. La solución, es establecer mecanismos fiscales y de gasto tendentes a revertir los excesos de desigualdad que han llevado a un endeudamiento tan grande a las familias de clase media y baja ante la necesidad vital de comprarse una casa.
Con estas medidas redistributivas, aumentará la capacidad de consumo de las clases bajas y medias, sacrificando la capacidad de ahorro de las clases altas. Se sacrifica ahorro, la mayoría de las veces especulativo, por consumo actual.
Estas medidas, sobre todo las medidas fiscales deben adoptarse de forma concertada entre todos los países, con un compromiso explícito de evitar la competencia fiscal, y la persecución de la evasión y el fraude fiscal y de prestaciones.
2º.- Políticas monetarias expansivas que primen el crecimiento y empleo frente a la inflación
Hoy la inflación de precios y rentas es más necesaria que nunca. Uno de los grandes problemas de los actores económicos públicos y sobre todo privados es el alto nivel de endeudamiento. Con inflación de precios y rentas, el importe de las deudas ya contraídas disminuye.
Como puede ser un poco confuso lo anterior, lo explico. Supongamos que el nivel de endudamiento de hoy es 100, con una capacidad de pago anual de 50. Si se genera inflación, y la capacidad de pago o de compra pasa a ser de 60, el ratio del endeudamiento habrá pasado de 2 (100/50=2) a 1,6 (100/60=1,6), con lo que el nivel de endeudamiento será inferior en un 40% con una subida de precios y rentas del 10%.
Para que se produzca esto es necesario el compromiso de una política monetaria expansiva sin cortapisas, es decir, un compromiso de que ante niveles de inflación los Bancos Centrales no subirán los tipos de interés, salvo situaciones disparatadas, y políticas de QE (compra de deuda) activas que eviten la subida del coste financiero de la deuda en el marco de inflación, y si es necesario que los Bancos Centrales y los Gobiernos se conviertan en prestamistas de último recurso.
Como hemos señalado los aumentos de inflación deben ir acompañados por aumentos de capacidad de compra, con lo que se deberá vincular, salarios y rentas a aumentos de la inflación.
El efecto inmediato negativo de estas políticas será un castigo a los ahorristas y a los bancos que verán disminuido su peso y su capacidad, pero todo ello a cambio de mejorar la posición de aquellos que están endeudados, con lo que se generará actividad y nuevas posibilidades de inversión y de ahorro.
Paul Krugman denomina lo que está sucediendo como trampa de liquidez: hay más ahorro que posibilidades de inversión, porque los tipos de interés bajos al no ser capaces de reactivar la actividad económica, no surgen posibilidades de inversión. Con esta medida se sacrifica el ahorro excedente presente a favor de la actividad, por tanto a favor de la inversión, y por tanto por capacidad de ahorro futura.
Puede que a muchos les cueste estar de acuerdo con tan sólo una de estas medidas, pero esto no es nada que haya inventado, esto ya se puso en marcha en el año 1932 a través del New Deal, que llevó a superar la crisis de 1929. No deberíamos de olvidar la historia tan fácil y convenientemente.
Los grandes poderes: bancos, mercados, acaudalados, con alto poder de influencia han planteado y plantearán batalla contra todo lo expuesto, ya que son los principales perjudicados a corto plazo de estas medidas, pero ahora es el momento en el que los intereses de la mayoría se imponga a los intereses inmediatos de una minoría.
Hoy más que nunca hay que apelar a la verdad, al conocimiento y a la democracia para salir de esta crisis. Nos jugamos no sólo nuestro bienestar económico, sino también nuestro modelo político.
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